Foto: Difusión |
Las aguas azules del Mar
de Grau han sido escenario de grandes lauros para el surf. Desde la playa Punta Rocas en Lima hasta Zorritos en Tumbes, desde un Open juvenil en Damas hasta un
titulo mundial por equipos, desde Sebastián Correa hasta Sofía Mulanovich; la
tabla hawaiana ha crecido tanto en el Perú que su éxito ha sido inminente. Y es
que analizar el auge de este deporte en la actualidad, va más allá que otorgar
reconocimientos o dinero en efectivo, también es resaltar el esfuerzo físico y mental que se emplea.
Cualquier peruano o
persona que pise territorio inca es libre de bañarse y disfrutar sin límites de
la corriente peruana. Hay mar para todos, sus playas son gratis y las olas
también. El surf puede ser practicado en pequeños pueblos en el norte o en las
lujosas orillas de las playas en Miraflores. La expansión de la tabla ha sido
clave para su desarrollo. Ha dejado de ser practicado exclusivamente por
personas con apellidos foráneos y cabellos dorados. Analí Gómez, de excelentes
resultados en los I Juegos Bolivarianos de Playa, es el claro ejemplo de que los
limites económicos, sociales y raciales pueden ser atravesados con el afán de
ser el mejor sobre las olas.
La diversificación del
surf a hecho que este deporte gane más adeptos día a día. Según las cifras del
IPD (Instituto Peruano del Deporte) existen cientos de campeonatos de tabla al
año en distintas categorías. A los tablistas se les forma desde pequeños y esa
técnica, con la que se pretende dominar el mar, puede ser concretamente perfeccionada para luego ser pulida con profesionales.
Los I Juegos Bolivarianos de Playa han remarcado el respeto y admiración que el mundo siente por el surf
peruano. Ganar medallas y títulos no puede ser casualidad ni suerte; es
realidad.
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